A. Villalobos

February 15, 2018



 

 

“Utopías de liberación”[1] 

 

 

ÁLVARO VILLALOBOS HERRERA(*)

Universidad Autónoma del Estado de México.

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(*) Álvaro Villalobos Herrera (Bogotá, Colombia 1963) es doctor en Estudios Latinoamericanos y Maestro en Artes Visuales por la UNAM. Maestro en Artes Plásticas por la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas en Bogotá y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI-CONACYT México. Profesor de la Facultad de Artes y Diseño FAD-UNAM y la Facultad de Artes UAEMéx. Miembro de los comités científicos de revistas en México, Estados Unidos y Chile. Su obra se compone de performances, instalaciones, libros y artículos publicados sobre las relaciones entre los problemas políticos y sociales con el arte.

 

Sinopsis: Uno de los intereses del texto es mostrar aciertos y contradicciones del ideal de “liberación” en los movimientos sociales y políticos de los últimos años en México y Colombia. La palabra “liberación” adquiere importancia en el ámbito político e ideológico en América Latina desde la segunda mitad del siglo pasado, de manera similar al modo en que, hace más de doscientos años se empleó la palabra “Independencia”, cuando los países colonizados de América lograron uno a uno, poner fin a las formas de sometimiento, dominación y opresión cultural utilizadas por sus colonizadores. La colonización política, geográfica y cultural consiste en que los países colonizadores tomaron en propiedad territorios que inicialmente no les correspondían, para someterlos, dominarlos y lucrar con ellos.

Palabras clave: Anticapitalismo, teología de la liberación, filosofía de la liberación, descolonización, autogobierno

 

 

“Hay en el colonialismo una función muy peculiar para las palabras: ellas no designan, sino que encubren... Por eso la descolonización no puede ser sólo un pensamiento o una retórica, porque las palabras suelen desentenderse de las prácticas.”

Silvia Rivera Cusicanqui

 

1- Embates de resistencia, anticapitalismo elemental

Cerca de la capital colombiana está el Páramo de Sumapaz ([2]) un lugar de riqueza y biodiversidad inmensas donde se asentaron en los años cincuenta del siglo pasado los primeros campamentos guerrilleros ya que la topografía les favorecía para la clandestinidad. En Colombia se formaron más de una docena de grupos guerrilleros con facciones militares eminentemente rurales y otros más con células urbanas apoyados en sindicatos de empresas estatales y en grupos de jóvenes estudiantes principalmente de las universidades públicas. A menos de doscientos kilómetros de la entrada al Páramo están los cinturones de miseria conformados por las localidades más pobres y conflictivas de Bogotá, como Ciudad Bolívar, compuesta por más de doscientos cincuenta barrios. Al extremo occidental está también la localidad de Fontibón integrada por otros ochenta barrios de clase media y baja. Los cinturones de miseria en las ciudades colombianas están conformados en altos porcentajes por migrantes del campo como los integrantes de mi familia, desplazados de las zonas rurales que enfrentan los problemas generados por la guerra contra las guerrillas, la delincuencia común, el narcotráfico y el paramilitarismo.

La localidad de Fontibón ostenta uno de los mayores índices de delincuencia común y diariamente proporciona estadísticas elevadas sobre actividades de menores de edad que se vinculan a bandas delincuentes que dan apoyo a narcotraficantes, secuestradores y contrabandistas de piratería y comercio ilegal, bases de la economía informal. En datos proporcionados por la Policía Metropolitana, el ochenta por ciento de los jóvenes capturados por participar en delitos relacionados con robos, tráfico y uso de sustancias prohibidas, lesiones sexuales y alteraciones al orden público, provienen de los barrios marginales de Fontibón y Ciudad Bolívar. Estas localidades ocupan los diez primeros lugares entre los más peligrosos de la capital. En el Barrio HB de Fontibón donde viví antes de llegar a México, hay principalmente moteles de paso y viviendas de autoconstrucción hechas sin planeación, levantadas en su totalidad sin la presencia ni proyección de arquitecto o ingeniero alguno, actualmente sus habitantes solucionan los problemas por cuenta propia ya que el gobierno no los incluye en programas de ordenamiento urbano y carecen de servicios básicos como el transporte público y la seguridad ciudadana.

Para los jóvenes de estos barrios es difícil no simpatizar con ideologías insurgentes y grupos guerrilleros de izquierda que organizan acciones contra las políticas gubernamentales, que en sus funciones desatienden la educación, la salud y la economía de los sectores populares. La densidad de población del país crece de la misma manera desproporcionada que las desigualdades entre clases sociales. La mayoría de las organizaciones guerrilleras han tomado las armas para demandar justicia social, inconformes contra el sistema político implantado por los partidos: “conservador” y “liberal”, dominados por las familias económicamente más poderosas del país. Al partido liberal pertenece el actual presidente Juan Manuel Santos, quien de manera populista, en fechas recientes firmó un acuerdo llamado erróneamente: “Proceso de paz” en Colombia ([3]). Se trató de un convenio acotado a las solicitudes de una sola guerrilla, las (FARC), en un país en el que la paz no puede limitarse, ya que es complejo e intrincado el volumen de características que la definen. El otro partido tradicional es el Conservador al que pertenece Belisario Betancourt, quién resolvió de manera autoritaria la toma del Palacio de Justicia de la Nación por parte de los guerrilleros del M-19 en 1985, apoyado en los militares, [en realidad, Belisario tuvo miedo de enfrentarse a los militares y de manera pusilánime, dejó que ellos decidieran una solución criminal] solucionó el conflicto ocasionando más de un centenar de muertes y una huella nefasta en la historia política del país.

Casos parecidos se dan en otros países latinoamericanos con historias similares, las motivaciones de los alzados en armas coinciden en la lucha frontal contra los sistemas políticos oficialistas generalmente de derecha. La mayoría de grupos guerrilleros desde su fundación se basan en el ideal de “liberación” que conlleva pensar en un yugo opresor, orientado por sistemas de gobierno neoliberales y modos capitalistas excluyentes de grandes sectores de la población. Los modos de gobierno neoliberales generalmente no presentan oportunidades para que las clases sociales bajas satisfagan de manera equitativa y digna derechos comunes y básicos como la educación, la salud y la seguridad ciudadana.

 

2- Autoritarismo y dictaduras

Uno de los antecedentes en la definición política actual de los países de América Latina lo constituyen las dictaduras militares convertidas en formas de gobierno autoritarias y permanentes, en ellas las fuerzas militares conformadas por brigadas oficiales armadas gobiernan y hacen cumplir las tareas de planeamiento, administración y logística de la nación. A partir de un golpe de estado, los poderes ejecutivos, legislativo y judicial se gobiernan con tiranía totalitaria, impidiendo cualquier otra forma de gobierno civil. La mayoría de los dictadores militares en América Latina fueron apoyados internacionalmente por los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial, influenciados por el contexto de la Guerra Fría y el temor al comunismo internacional.

En todos los casos los golpes de estado que produjeron las dictaduras asaltaron el poder político de forma violenta vulnerando los modos reglamentarios de ascenso al poder en los llamados estados de derecho. Los gobiernos con dictaduras personalistas y autoritarias mantuvieron acallados a los opositores imponiendo la censura y el silenciamiento de sus detractores, doblegándolos para consolidar su poder. Los dictadores se destacaron por practicar la persecución, encarcelamiento y tortura, asesinato y desaparición de líderes sociales y personalidades de la cultura y el arte. Tal es el caso de Argentina, Chile, Paraguay, Brasil y Bolivia donde muchos intelectuales fueron ejecutados y otros forzados al exilio, proporcionando un motivo más para pensar en la liberación política, ideológica y económica de la región.

El ideal de liberación funciona en el ámbito del pensamiento y acción contemporáneos, básicamente en tres propuestas: en los manifiestos que dan sustento a los grupos guerrilleros que lo vinculan a sus acciones militares y políticas, algunos basados en el segundo ámbito, que es la Teología de la Liberación Latinoamericana, y por último el de la Filosofía de la Liberación. La Filosofía de la Liberación es propuesta por un grupo de intelectuales cuyas ideas han causado repercusiones en el pensamiento de jóvenes filósofos de Argentina, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia entre otros; propone un tipo de pensamiento cargado de praxis desde el margen y la otredad, como lo veremos adelante y define términos actuales como el decolonialismo, una postura que involucra cavilaciones epistémicas importantes para enfrentar el capitalismo.

El decolonialismo vinculado con la liberación, es denominado también el giro decolonial por autores como Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel, aunque ellos argumentan que el fin de las administraciones coloniales en América Latina y la formación de Estados Nación de principios de siglo XIX en la periferia mundial, no deben tomarse como el fin absoluto del colonialismo o como un periodo poscolonial, más bien, el concepto de decolonialidad que ellos trabajan está vinculado a la Filosofía de la Liberación y:

... parte del supuesto de que la división internacional de trabajo entre centros y periferias, así como la jerarquización étnico-racial de las poblaciones, formada durante varios siglos de expansión colonial europea, no se transformó significativamente con el fin del colonialismo y la formación de los Estados Nación en la periferia sino que por lo tanto, asistimos más bien a una transición del colonialismo moderno a la colonialidad global, proceso que ciertamente ha transformado las formas de dominación desplegadas por la modernidad, pero no la estructura de las relaciones centro-periferia a escala mundial. (Castro-Gómez, Grosfoguel 2007, 8)

El decolonialismo deriva situaciones ideológicas como las del poscolonialismo y el neocolonialismo, que se fundamentan además en conceptos complejos que merodean el ideal de liberación y desde hace tiempo son parte del imaginario latinoamericano. Uno de los antecedentes importantes de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana lo representa la Teología de la Liberación, reconocida como una corriente de pensamiento teológico principalmente católico, con postulados aplicables al contexto de la religión y la filosofía. Los teólogos de la liberación abordaron diferentes posturas en torno a los fenómenos de sometimiento, pobreza, extrañamiento y dominación propios de la región. Temas importantes para comprender los actuales problemas políticos y sociales que involucran poblaciones pobres y vulnerables de indígenas, mujeres, jornaleros, asalariados, indigentes y trabajadores de base de la industria.

 

3- Dogmas libertarios y movimientos sociales

Los deseos libertarios operan como motor de lucha contra la opresión capitalista, el neoliberalismo, la globalización económica y las diferentes formas de pobreza que generan descomposición social e insatisfacción de los deseos materialistas alimentados por el capitalismo. Ideológicamente los grupos guerrilleros, en la mayoría de los casos prometen liberar al pueblo de los modos opresores ejercidos por los gobiernos tradicionales, conduciendo acciones que también han causado efectos negativos en las historias políticas de cada país. Los grupos con motivos libertarios tienen tendencias de izquierda adscritos a vertientes ideológicas como las marxistas, leninistas y maoistas. Los más conocidos en Latinoamérica se fundamentan en el comunismo y el socialismo; la corriente comunista está relacionada con el sistema político y las ideologías socialistas, están enfocadas en los aspectos económicos de los modos de gobierno. Con el paso del tiempo muchas guerrillas en Colombia se vincularon con actividades de narcotráfico, comercio de armas en el mercado negro, secuestros y extorsiones para la supervivencia económica y el financiamiento de las actividades militares.

Habría que subrayar que el narcotráfico principalmente de cocaína es juzgado con prejuicios sociales y morales, pero mantiene una relación eminentemente pragmática con las sociedades contemporáneas, en las que el consumo es clandestino y mayoritariamente urbano, y el cultivo es rural y exclusivo de una tipología climática especialmente privilegiada. Para los países capitalistas el problema del narcotráfico es económico, ya que mueve una inmensa cantidad de dinero ilegalmente sin pagar impuestos, por ello en los ámbitos internacionales a los países cultivadores se les juzga y penaliza con descertificaciones, discriminaciones, y sanciones económicas por el comercio ilegal y por la producción, pero no sucede lo mismo con los países consumidores.

Por su parte, los poderes actuales de derecha se apoyan en la democracia representativa para ejercer la soberanía a través de órganos elegidos por votación popular, aunque tanto en Colombia como en México los casos de fraude electoral son frecuentes; en la actualidad la democracia participativa se proclama ideal para que los partidos tradicionales mantengan gobiernos neoliberales apoyados en el capitalismo. En el sentido capitalista, se ven ahora verdaderos emporios económicos pertenecientes a contadas personas y consorcios comerciales favorecidos por las políticas neoliberales. Entiéndase también el neoliberalismo en el sentido amplio que acoge los hechos y acciones del mundo actual como: “La mercantilización generalizada de las palabras y las cosas, de los cuerpos y las mentes, de la naturaleza y la cultura” (Ramonet 47). En esta concepción de neoliberalismo es que se agravaron las desigualdades sociales a nivel mundial.

            La cresta de la hegemonía neoliberal se pronunció con la caída del Muro de Berlín en 1989, y por causas relacionadas a su arrolladora fuerza capitalista se registran actualmente grandes cantidades de personas pobres en el mundo, localizadas sobre todo en los países en vías de desarrollo económico donde  también se encuentran los grandes intereses del capitalismo por la explotación de los recursos humanos y naturales así como por las deudas externas más grandes del mundo. A escala planetaria, las diferencias entre los que detentan el poder económico y por medio de él, los poderes político y militar se amplían de manera progresiva. Especialistas en el tema como Alex Callinicos argumentan que si no se toman medidas precautorias a corto, mediano y largo plazo, las diferencias sociales y las desproporciones seguirán creciendo descomunalmente en el futuro, con consecuencias cada vez más devastadoras para la sociedad.

Se registra en la actualidad una mayor cantidad de personas pobres comparadas con los ricos y la clase media: “Uno de los síntomas de la globalización -interprétese como se interprete- ha sido la proliferación de cumbres simbolizadas por una profusión de siglas, G-8, FMI, UE, APEC, ALCA” (Callinicos 17). Esto, aunque las manifestaciones públicas masivas en su contra ([4]) no solo en Latinoamérica sino en diferentes partes del mundo se han hecho sentir, convirtiéndose en muestras de resistencia civil contra a la opresión del capital.

 

4-Embates a la pobreza y Teología de la liberación

En países como Colombia y México que tienen herencia de pensamiento religioso dogmático, católico latente desde la llegada de los españoles, se combinan diversas formas de pensamiento y acción en torno a las religiones; la determinación de dar libre elección a los ciudadanos por el culto religioso ante las leyes civiles en Colombia se proclamó apenas en 1991. Nunca antes desde la conquista y la consecuente evangelización hubo una real libertad de cultos como la que ahora se profesa. La congregación católica en estos países tiene un carácter de iglesia mayoritaria que opera en los usos y costumbres de la vida familiar y en la vida pública donde goza de un elevado prestigio, proporcionándosele políticamente un trato preferencial en comparación con otras religiones.

Mucho antes de las declaraciones de laicidad en torno a las relaciones Iglesia-Estado por ejemplo, la Universidad Nacional de Colombia, la principal institución de educación superior del país, cuyos fundamentos están basados en la pertinencia académica y formas de gobierno con pensamientos universales, tenía otorgado por las leyes oficiales y eclesiásticas, un capellán católico, autoridad ejercida por un miembro del clero que asistía los servicios religiosos del grupo de fieles. Otras escuelas públicas desde la primaria hasta el bachillerato incluían clases de religión católica seguida a través de catecismos.

Uno de los capellanes, quizás el más importante con relación a ideal de liberación planteado en este artículo fue Camilo Torres Restrepo, cofundador de la primera Facultad de Sociología en América Latina cuando estaba aún vinculado a oficio sacerdotal y al de profesor universitario. Torres culminó estudios en Lovaina, Bélgica y regresó al país alentado por el ideal de liberación propio de una conciencia política y un espíritu revolucionario desarrollados desde su juventud. Fue pionero de la Teología de la Liberación, vinculada al diálogo entre diferentes religiones y al tratamiento a la pobreza en el contexto local. Unas de las pretensiones de este sacerdote en coincidencia con las causas ideológicas de liberación, consistió en apoyar activa y directamente la atención de las necesidades de los pobres y las clases trabajadoras.

Torres Restrepo se integró finalmente a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) encontrando la muerte en un combate contra las tropas del ejercito nacional en 1966, haciendo frente al injusto orden social del país. Su biografía está marcada por actividades de organización de grupos de investigación académica, por medio de los que entró en contacto con organismos de resistencia internacional en Europa, principalmente en Francia. Allá tuvo contacto con gremios izquierdistas y agrupaciones sindicales, que entre otras cosas ayudaron a labrar palmo a palmo la liberación de Argelia en los años sesenta; hasta ese momento Argelia era Departamento de Francia desde finales del siglo XVIII y años antes fue colonia española. Quizás el ejemplo más importante de revoluciones libertarias que saltaron a la vista inmediatamente en el contexto internacional en un momento político posterior a la liberación argelina fue la revolución cubana[5]. No cabe duda de lo determinante que ha sido este hecho para el ideal liberacionista en todos los sentidos hasta la fecha.

Otros de los primeros en teorizar, definir y practicar la Teología de la liberación en Latinoamérica fueron, el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez Merino, el expastor presbiteriano de origen brasileño, Rubem Alves, Leonardo Boff y los curas Fernando y Ernesto Cardenal de Nicaragua, que participaron activamente en el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN). En México revistió de importancia el obispo de Chiapas Samuel Ruiz García. Todos ellos trabajaron a favor de los pobres y en contra del sometimiento de indígenas y los sectores populares a la explotación productiva de bienes materiales y la generación de riquezas para las clases dominantes. La Teología de la liberación fue un antecedente sistematizado de los deseos libertarios de la región, que después de permearse de matices, históricos, filosóficos, políticos y sociales, pueden traducirse en anhelos de emancipación y descolonialización.

La pobreza material es uno de los principales problemas de Latinoamérica y la preocupación por ella, una de los temas que definieron la Teología de la Liberación, desarrollada de acuerdo con el Concilio Vaticano II de 1965. Con base en el derecho canónico los curas propusieron el diálogo interreligioso con otras creencias, y subrayaron las carencias en torno a la educación y la salud pública en la región, siendo estas características muy evidentes en el contexto local. Las decisiones del Concilio Vaticano II derivaron discusiones sobre el papel de la iglesia en la sociedad latinoamericana tomando partido a favor de los pobres y marginados.

El ideal libertario propio de la Teología de la Liberación puesto en acción en la lucha guerrillera trabajó con base en la fragilidad de los marginales, teniendo en cuenta la opción preferencial por los pobres, entendiendo además que las riquezas y la proporción de beneficios materiales de las personas no solo las provee la voluntad de un Dios, sino que dependen de la distribución del capital en la tierra y de la actitud de las personas frente a ella. Esta es una postura importante en el desarrollo de la Teología de la Liberación y posteriormente en la Filosofía de la Liberación reconocida como una de las salidas actuales más importantes para las ideologías y posiciones reflexivas de América Latina a nivel de pensamiento y acción, que profesan los ideales emancipatorios y decoloniales.

 

5-Cambios intempestivos

La pobreza material muchas veces está ligada a las fallas del poder político y al mal manejo de las economías de producción, siendo esta uno de los principales móviles conceptuales de la liberación en Latinoamérica. Después de todo, la interpelación de los católicos por la pobreza no ha sido efectiva, tanto que Juan Pablo II, representante máximo de la ortodoxia del Vaticano condenó y retiró del sacerdocio a unos de los pioneros de la Teología de la Liberación, increpándolos y humillándolos públicamente, fue el caso de los nicaragüenses Ernesto Cardenal y su hermano Fernando.

Una contradicción en la aplicación de la Teología de la Liberación la vivimos en Colombia, cuando el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) dirigido durante más de veinte años por el cura Manuel Pérez, discípulo del dogma, adoptó la estrategia de explotar con dinamita, oleoductos de compañías internacionales que se dedican al tratamiento del petróleo crudo. Una de las más recientes explosiones ocurrió el miércoles 26 de abril de 2017 en el tramo, Caño Limón- Coveñas. Resultan incomprensibles las explosiones, cuando el manifiesto ideológico del grupo considera la lucha por la protección del medio ambiente y los recursos naturales no renovables. Las explosiones causaron derrames de grandes cantidades de petróleo sobre la selva y los cultivos de los campesinos, contaminando ríos y afectando la ecología de la región, aunque para la guerrilla es un acto simbólico triunfal que golpea la economía mundial capitalista. Hoy los alzados en armas utilizan estos actos, de la misma manera que secuestran políticos de partidos tradicionales y hacendados para presionar al gobierno central a que flexibilice las negociaciones del proceso de paz del presidente Santos, en las que ELN ocupa el segundo lugar en importancia después de las FARC.

Pasando a otro contexto, una de las organizaciones más populares basada en el dogma libertario en México es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) grupo con el que mantuvo relaciones el obispo de Chiapas, Samuel Ruiz García, a quién “el gobierno central vinculó con la formación del EZLN” (Nájar 1). Por sus ideas y formas de trabajo con los indígenas, Ruiz enfrentó una larga persecución de la ortodoxia del Vaticano, que le canceló la parte central de su oficio basada en la formación de servidores especializados en el dogma católico de liberación, intentando varias veces trasladarlo de San Cristóbal de las Casas, la persecución no cesó hasta su fallecimiento en 2011. Paradójicamente luego de su muerte, el papa argentino Francisco, visitó su tumba y le llevó flores, a ello replicaron los medios de comunicación como “la reconvención del obispo rojo” (Nájar 1).

Ruiz tenía muchos adeptos pero también detractores, ya que durante más de cincuenta años de gestión católica en Chiapas, de la misma manera que optó por la opción de trabajar con los pobres, principalmente con las comunidades indígenas, participó activamente en la evangelización de una gran cantidad de indígenas, en lenguas nativas que derivaron ceremonias sincréticas en Tzotzil, Chol y Tzeltal. Esta característica tampoco se puede entender solo positivamente, aunque hay muchos argumentos de que trabajó por el bienestar indígena, también se puede argumentar que durante su estancia en Chiapas influyó drásticamente en el cambio de la cosmogonía y en los modos culturales autóctonos utilizados por los indígenas, para entender y relacionarse con su universo. Ahí, actualmente muchas iglesias y agrupaciones religiosas de diferentes tendencias aprovechan para intervenir las conciencias de los indígenas asediándolos y ofreciéndoles la redención de sus almas, reconviniéndolos a sus ideologías, a cambio de fidelidad y una participación activa en la evangelización de hijos, familiares y amigos de la misma manera que les piden aportaciones económicas por medio del diezmo.

Las relaciones entre Iglesia, Estado y capital en América Latina son complejas, un antecedente con características distintas lo constituyó en México la guerra cristera del siglo pasado en la que el gobierno se enfrentó a milicias religiosas católicas, laicos y presbíteros, que estaban en contra de la aplicación de las leyes constitucionales implementadas para prohibir la participación de la iglesia en las leyes civiles y los bienes de la nación. Las iglesias eran como los bancos recogiendo dinero de los feligreses sin pagar impuestos por sus propiedades materiales y bienes raíces, acciones prohibidas por la Constitución Mexicana, por eso muchas comunidades religiosas salieron de México. En la actualidad los casos de enriquecimiento material de la iglesia se trasladaron al negocio de la educación privada cambiando efectivamente la idea que popularmente se tenía de su bondad.

Hoy, muchos miembros de las iglesias católicas tienen en su contra denuncias que los involucran en abusos del poder, comportamientos anómalos y procederes terrenales excesivos sobre la sexualidad, y otros se han hecho dueños de la mercantilización y las ganancias económicas de la educación privada con tendencias neoliberales declaradas, como las que profesan abiertamente universidades mexicanas como la Iberoamericana de los Jesuitas y la Anáhuac de los Legionarios de Cristo. Mismo caso de universidades colombianas como la Javeriana, también de los jesuitas y la Universidad de la Sabana de la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei, así como las universidades y colegios de los Hermanos de la Salle; pare ellos resulta lucrativo el negocio de la educación y los libros de texto, donde los grupos religiosos filtran las informaciones y contenidos para afianzar el dogma impartido en los colegios y universidades de sus comunidades.

 

6- Implicaciones filosóficas del paradigma libertario

El paradigma libertario está connotado por la esperanza, una ambición determinante que infiere en la noción práctica de las aspiraciones del individuo dentro de una sociedad y el anhelo por obtener un futuro mejor; en el ideal de futuro se consolidan potencialmente los deseos sobre las ideas y las cosas que pueden ser posibles en tiempos y lugares específicos para mejorar la vida. El ideal de liberación puede distinguirse como un estado que permite a las personas pensar que los deseos personales realmente son posibles; goza además del sustento lógico de la fe, un mecanismo aferrado al sentimiento profundo del sentido positivo de la existencia. Para lograr la libertad se acometen actos voluntarios que aportan estímulos poderosos de fuerza y agitación, llegando a creer que hasta lo imposible puede suceder por medio de la voluntad y las acciones. Cuando el conocimiento contemporáneo planteó el nihilismo a partir de Nitezsche y el descreimiento en la linealidad de la historia, después de los desastres y las guerras mundiales, esbozó de manera emergente nuevas posibilidades de combinación de las características que componen la libertad; impulsó y empujó con presiones fuertes, las creencias y los actos de fe, hacia una temporalidad diferente de la visión evolutiva y teológica del pensamiento.

Después de numerosas crisis enunciadas internacionalmente como la del petróleo, la de la ecológica y su consecuente escasez de materias primas para la producción de medicinas y alimentos, y el surgimiento de los movimientos antinucleares y anticapitalistas, a nivel internacional a comienzos de los años setenta se recrudeció la desintegración del orden creado por los intereses económicos de los países comprometidos en mantener la hegemonía del poder capitalista por la vía armamentista. Mientras los países en conflicto se debatían en las guerras por el petróleo, las neocolonizaciones, el poder político, las diferencias étnicas en Latinoamérica y los movimientos sociales se convirtieron en costumbre. Aquí podemos distinguir, por un lado, los grupos políticos que optaron por la disidencia armada cuyos ejércitos mantienen la insurgencia y la guerra de guerrillas de manera frontal, y por otro lado los grupos de intelectuales que sin tomar el fusil, enunciando la voz de la liberación han hecho frente a los embates colonizadores, ahora centrados en el pensamiento. Se trata de un nutrido grupo de latinoamericanos que tienen el propósito de pensar desde América Latina, compartiendo el deseo y la práctica de las reflexiones sobre las condiciones de vida indignas, la pobreza y la exclusión imperante en la mayoría de los pueblos de la región. Filósofos, sociólogos y antropólogos principalmente latinoamericanos han tomado conciencia de las realidades políticas, económicas y sociales de este lado periférico de la humanidad, en el que existen comunidades indígenas y pobres, que han sido excluidas durante mucho tiempo por el pensamiento hegemónico occidental.

La Filosofía de la Liberación es una propuesta que asume un tipo de pensamiento crítico basado en la propia vida como fuente de reflexión, a partir de las situaciones derivadas de la dependencia y la dominación que producen deseos de libertad y emancipación. Estos deseos deben ser eminentemente llevados a las acciones y las prácticas de la vida, nuevamente en una conjunción natural de teoría y praxis. Esta forma de localizar el pensamiento en sí, es una manera diferente para la filosofía y contiene un horizonte prometedor que encarna una postura epistemológica de rompimiento con la tradición del pensamiento acostumbrado por las corrientes hegemónicas occidentales. Hasta bien entrada la modernidad, la mayoría de posturas occidentales sobre la tradición filosófica en general son eurocéntricas, egocéntricas, falocentristas y universalistas, pero además son las que se han difundido en las academias americanas y con ellas se han formado infinidad de pensadores de diferentes latitudes. Tradicionalmente con estas posturas egocéntricas y eurocéntricas se enseñan en las universidades, conceptos de filosofía desde los griegos y los romanos, hasta los modernos, Heidegger, Husserl, Marcuse, por ejemplo, pensadores que también unifican las maneras de ver el mundo en modos de pensar universalistas.

Si bien las corrientes de pensamiento occidental especialmente en disciplinas como la filosofía, la antropología, la sociología y el arte desde la posmodernidad han reconocido la presencia del otro, como un individuo diferente, aunque necesario para la comprensión de cada sujeto, este otro se presenta como un tipo de sujeto que no pertenecen a la propia comunidad del interlocutor. La hegemonía del pensamiento eurocéntrico occidental identifica al “otro latinoamericano” como depositario de las costumbres y tradiciones del viejo continente, de todas maneras generalmente diferente, mestizo, colonizado, discriminado y estigmatizado en vías de desarrollo económico. El conocimiento eurocéntrico occidental desde la filosofía, la historia y la sociología por ejemplo, generalmente cuando habla de sus razas e identidades las opone a la imagen del negro, mestizo, híbrido y mezclado, aunque reconoce su propia identidad a través de la existencia del otro diferente a ellos.

Por eso pensar en la Filosofía de la Liberación, significa razonar adoptando todas las características tipológicas y sociales aprendidas en este contexto. A pesar de que en América Latina hemos sido excluidos por el sistema hegemónico del pensamiento occidental tenemos una carga cultural específica, con la que hemos enfrentado las condiciones de vida que vivimos. Son por ejemplo realmente pocas las teorías y propuestas conceptuales de los filósofos europeos que incluyen las ideas de los pensadores de América Latina, en cambio en la tradición académica de aquí, son frecuentes las citas y la recurrencia a las voces de pensadores europeos y estadounidenses, llegando a la exageración de imaginar que el uso de sus ideas en algunos lugares de la academia proporciona estatus elevado.

En ese sentido la Filosofía de la liberación propone un descentramiento de la mirada sobre el mundo, fincada en nuevas maneras de sentir, pensar y obrar el universo que incluyen la cosmogonía y el modo de pensamiento mítico, excluido, colonizado y dominado económicamente, propio de los latinoamericanos. Estas maneras no son del todo novedosas, se trata de las opciones de pensar el mundo que deben incluir los modos como se ha venido sintiendo, viviendo y pensando desde hace mucho tiempo en esta parte del globo. Se trata de un ejercicio crítico que conlleva una revaloración de la filosofía, incluyente y preocupada por darle al pensamiento un nivel de producción de conocimientos connotados por las experiencias de vida y práctica de la misma, es decir que el pensamiento debe ser producto del ejercicio, la obra y la realización de la vida, aunque esté localizado en un contexto de aislamiento y colonización ideológica.

Lo que plantea la Filosofía de la Liberación pone en tela de juicio los principios sobre los que se había desarrollado la filosofía occidental, sobre todo en su carácter de universalidad, recompuesto por pensadores en la modernidad y reafirmado por los de los filósofos de la posmodernidad. Hasta que la Filosofía de la Liberación enunció la separación de la filosofía clásica en términos ideológicos, por medio de una filosofía derivada las condiciones de vida y práctica, se consideraban irrelevantes muchos asuntos del pensamiento que parecían incognoscibles, por ejemplo, los conocimientos ancestrales de Mesoamérica y la América Precolombina. Hasta entonces se habían ignorado conocimientos en torno a las relaciones de los indígenas con la naturaleza, con su ser y con la capacidad de vivir en un universo conectado con ciclos temporales y apreciaciones espaciales que obedecen simplemente a otras lógicas y órdenes cognitivos, pero corresponden a lugares comunes en los suceden sus vidas. Estas lógicas ancestrales que fueron intervenidas en tiempos de la colonización europea, no cesaron del todo, aún se desarrollan en ámbitos híbridos y sincréticos, pero sobre todo en ámbitos de discriminación y dominación.

La Filosofía de la Liberación latinoamericana tuvo su aparición en Argentina a finales de los años sesenta, con la mentoría del filósofo y educador peruano Augusto Salazar Bondy quién dejó clara su postura intelectual en la “Teoría de la Dependencia” y en otros escritos con tesis argumentativas sobre la carencia de originalidad de la filosofía que se estudiaba aquí en América Latina, debido a la dominación económica de la región. Salazar Bondy argumentó que el pensamiento filosófico latinoamericano además tenía un carácter imitativo y anatópico; es decir que la filosofía en América Latina carecía de autenticidad por su carácter mimético del pensamiento eurocéntrico occidental. Según el autor, al estudiar las causas de la dependencia se contribuye en la búsqueda de la deseada independencia. Pensadores importantes de la Filosofía de la Liberación como el argentino Enrique Dussel en un recorrido descriptivo, distingue la etapa actual como una fase de madurez y afianzamiento que viene ocurriendo a partir de 1983 hasta la fecha, en ese mismo sentido propone para su comprensión, la identificación del momento analéctico en el que: “La mera sustantividad del hombre adquiere toda su peculiaridad, su esencia de portar una historia, una cultura; es una cosa que se auto determina libremente, responsablemente: es persona rostro misterio. Analéctico quiere indicar el hecho real humano por el que todo hombre, todo grupo o pueblo se sitúa siempre más allá del horizonte de la totalidad” (Dussel 186). 

Las teorías filosóficas no deben ser universalistas, sino que deben revestir un carácter práctico de concatenación del pensamiento y las vivencias del sujeto en contextos culturales, sociales, económicos y políticos específicos. Por su parte, Horacio Cerutti en sus análisis sobre la situación de la Filosofía de la Liberación en América Latina ([6]) deja ver la necesidad de destruir la dependencia ideológica que sufre la región, una vez que el entorno dependiente está apuntalado por una filosofía “justificatoria y académica que la convalida, Cerutti argumenta que es preciso reemplazar la dependencia entonces por otra filosofía que haga críticamente explícitas las necesidades de las grandes mayorías explotadas y del pueblo pobre y oprimido de América Latina” (Sobrevilla s.p.). Sobre las implicaciones que tiene pensar en la ruptura con la tradición universalista, actualmente el teólogo Juan Carlos Scannone, que inicialmente representaba también la promesa analéctica junto con Dussel, propone una Filosofía inculturada, refiriéndose a una crítica severa, que pesa sobre la Filosofía de la Liberación latinoamericana, poniendo énfasis en los excesos que incurre la oposición directa de la dependencia y la liberación ya que en esta oposición se comete el error de no considerar competentemente el carácter positivo propio del pensamiento en América Latina sacado de la tradición. Lo que debe vislumbrarse con esto es que la filosofía en la actualidad debe entenderse híbrida y sincrética a la vez.

En el carácter híbrido y sincrético la categoría fundamental de la Filosofía inculturada está basada en la sabiduría popular como punto nodal intermedio entre la cultura, la religiosidad, los símbolos y las narrativas populares, frente al pensamiento filosófico hegemónico universal, que se construye en los significados y los conceptos. En el pensamiento latinoamericano, las narrativas populares cobran importancia porque dan sentido a la vida, conformando una racionalidad “sapiencial” que interpela todo el tiempo el carácter simbólico con el que se configura el universo en la mente, por medio de vivencias y no por medio de los conceptos con los que se describe.

 

7- Caso ejemplar

Como conclusión hay que mencionar un caso en el que la liberación pretendida en diversos sectores de América Latina, ha dejado de ser una utopía y llegó a ser posible, al menos para una parte de la población. Se trata del modo de Autogobierno logrado en el Municipio de Cherán, localizado en la Meseta Purépecha del Estado de Michoacán de Ocampo, a solo 400 Kilómetros de la Ciudad de México. Ahí un grupo étnico predominantemente indígena con más de 18,000 habitantes, desde el 15 de abril de 2011 se enfrentó contra la maquinaria de corrupción capitalista que imperaba en la Meseta. En esa fecha un grupo de mujeres se paró en una de las calles principales del municipio para frenar el paso a los camiones cargados de madera pertenecientes a grupos de comerciantes que sistemáticamente, durante varios años talaban ilegalmente la zona con apoyo de los políticos en turno.  Este hecho se convirtió en el momento crucial para tomar decisiones en torno a la liberación de situaciones concretas y problemas sociales contenidos en la política, las economías globales, el capitalismo y la corrupción que los agobian. Es además un hecho importante en la historia política de México, llevado a cabo por medio de acciones comunitarias realizadas sin ningún tipo de violencia.

Al primer grupo de mujeres rebeldes se unió el pueblo entero, que aprovechó el levantamiento para desobedecer las leyes imperantes hasta ese momento. Destituyeron al presidente municipal, Roberto Bautista representante en Michoacán del partido político (PRI), mismo al que pertenece el actual presidente de la República Mexicana Enrique Peña Nieto. La población de Cherán desarmó y despidió a la policía municipal y enfrentó a los taladores de bosques respaldados por los narcotraficantes de la zona; estos últimos también fueron expulsados por los indígenas de Cherán de la misma manera que lo hicieron con el presidente municipal y su estructura política a quienes se les investigó e imputó responsabilidades por actos de corrupción. A partir de ahí la comunidad se autogobierna por medio de un sistema de “Gobierno Comunal” basado en un Consejo Mayor de Gobierno (KERIS) integrado por 12 personas representantes de los cuatro barrios de Cherán. El consejo es nombrado por tres años y será reemplazado, respaldando las decisiones del pueblo tomadas de manera presencial y voluntaria, directamente en reuniones públicas que realizan cotidianamente frente a una fogata.

Según el relato de Pedro Chávez, integrante del Consejo Mayor de Gobierno de Cherán, ahí ya no se permiten casillas de votación para elegir gobernantes como las que utilizan los partidos tradicionales en la República Mexicana. En Cherán gobierna el Pueblo Indígena Purépecha, que atiende las solicitudes de cualquier persona que lo requiera. Así como el Consejo Mayor, se han desarrollado además el Consejo de Seguridad Ciudadana y el Consejo de Bienes Comunales, que se encargan de administrar y organizar brigadas para realizar tareas voluntarias tendientes a mejorar la calidad de vida de los habitantes. Ramón Hernández presidente del Instituto Estatal Electoral de Michoacán, ratificó que es legal el modo de Autogobierno que optaron los habitantes de Cherán, según dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, organismo dependiente el Gobierno central de la República Mexicana, por tratarse de un modo democrático de elección directa de representantes para su propia administración política y económica. Si bien este modo de gobierno es diferente a los tradicionales, está basado en el sistema de usos y costumbres de la población y participación política en México, respaldado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

En Cherán ahora son nulos los índices de violencia e inseguridad social, así lo argumenta Alfredo Mateo Hurtado, integrante del Consejo Mayor de Gobierno de Cherán, nombrado en las fogatas, así como Doña Chepa, líder del primer levantamiento y Doña Adelaida Cuco Rivera, Coordinadora de Fogata. Ellas añaden que dan tratamiento y solución de forma popular y abierta por medio de la opinión directa y la participación ciudadana, a los delitos menores relacionados con el desorden público, las riñas y diferencias personales que pueden derivar en pleitos mayores. El Autogobierno representado en los Consejos incluye la administración de programas de participación comunitaria voluntaria, como el cuidado y reforestación de la Meseta Purépecha que les proporciona agua y otros beneficios por medio de un vivero que pretende restaurar más de 4, 000 hectáreas de bosques, taladas ilegalmente; afortunadamente un porcentaje menor de las 60,000 mil hectáreas que la conforman. Para su autoabastecimiento administran un aserradero que funciona moderadamente, la explotación y producción de una cantera de piedra para uso de la construcción arquitectónica y civil, y una productora de resinas naturales; así mismo, existen pequeños comercios que suministran alimentos, ropa y productos para la convivencia normal de una sociedad organizada. Ahí también funciona para beneficio de la población, el Instituto Tecnológico Regional Purépecha y la Escuela Normal Indígena que educan y preparan a la población joven para hacer frente a los requerimientos sociales que este sistema de Autogobierno demanda.

El Autogobierno de Cherán es solo una muestra de cómo solucionar problemas políticos y sociales que aquejan la región, mediante un recurso fincado en la comprensión de las situaciones locales y su abordaje de manera comunitaria, para ello, los indígenas purépechas han utilizado una lógica convencional para mediar las relaciones humanas, dando respuestas prácticas a situaciones de la vida común, más que a disposiciones teóricas hieráticas y fijas. El principal objetivo del Autogobierno es la convivencia social plena y sana, la liberación del mal gobierno y la corrupción, practicando la vida, ejerciéndola y obrándola. Esto implica una suerte de desobediencia civil que opera en el marco de los actos conscientes de rebeldía contra el sentido de la política tradicional. La desobediencia en este caso se convierte en una acción colectiva indisciplinada de los modos tradicionales pero segura y conformadora de nuevas disciplinas comunitarias, capaz de construir comunidad en medio de la exclusión y el abandono. Esto hace posible concretar la esperanza de liberación efectivo en el cuerpo social de los indígenas de Cherán que ejecutan pensamientos y acciones para producir reacciones positivas, tangibles y necesarias para el contexto latinoamericano.

 

Bibliografía:

Álvarez del Castillo, Carlos, Editor. “Colombia atribuye a ELN un secuestro y explosión de oleoducto, estas acciones se producen en medio de los diálogos de Paz”. El informador MX, Diario independiente. Guadalajara, Jalisco, Sección Internacional. Jueves 4 de mayo de 2017.

Castro-Gómez, Santiago y Grosfoguel Ramón, Editores. El giro decolonial: Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2007.

Dussel, Enrique. Filosofía de la Liberación. Bogotá: Ediciones Nueva América, 1996.

Estermann Josef. “Filosofía Quechua”. El pensamiento filosófico latinoamericano del caribe y latino (1300-2000), historia, corrientes, temas y filósofos. Editado por Enrique Dussel, Eduardo Mendieta, y Carmen Bohórquez. México: Siglo XXI editores y Crefal, 2009.

Garza Talavera, Rafael de la. Usos y costumbres y participación política en México, Comentarios a la sentencia SX-JDC165/2009. México: Edición de la Coordinación de Comunicación Social del Centro de Capacitación Judicial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2012.

Nájar, Alberto. “¿Quién es Samuel Ruiz el controvertido obispo reivindicado por el papa Francisco en México?”. BBC mundo, Ciudad de México, 16 de febrero de 2016.

Sobrevilla David. Situación y tareas actuales de la filosofía en América Latina. Biblioteca Digital ACUED, proyecto de la Biblioteca Digital Peruana (PDF), 2014:

http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/Logos/1994_n1/situacion.htm. Consultado el 16 de mayo de 2017.

 

Fuentes adicionales:

Página: CEDEMA. ORG:  http://www.cedema.org/index.php?ver=portada, (Consultada el 25 de abril de 2017)

Explosiones a oleoductos en Colombia: http://www.informador.com.mx/internacional/2017/707762/6/colombia-atribuye-a-eln-un-secuestro-y-explosion-de-oleoducto.htm

Cherán, pueblo Purépecha en rebeldía: http://www.microrregiones.gob.mx/zap/datGenerales.aspx?entra=zap&ent=16&mun=024

 

NOTAS


[1] Este artículo corresponde a uno de los productos comprometidos en la Estancia Sabática otorgada al autor por la UAEMéx.

[2] El páramo de Sumapaz por sus características topográficas es el más grande del mundo, localizado al norte del departamento de Cundinamarca, Colombia, que alberga la capital del país. Tiene una extensión de 178.000 hectáreas y se distingue como la reserva hídrica más importante poblada de especies nativas que viven en un hábitat natural de montaña virgen permanentemente nublada.

[[3]]  Se denominó “Proceso de Paz” a la serie de reuniones y la firma de acuerdos acaecida el 26 de septiembre de 2016 en torno a las negociaciones entre el presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. Las conversaciones realizadas inicialmente en Cartagena y después en Oslo y en La Habana, tuvieron una resonancia internacional ya que la legal operación del acuerdo debía hacerse por medio de un plebiscito mediante el cual los ciudadanos colombianos, por elección pública debían votar “SI” o NO”, dando como resultado de las votaciones realizadas el 2 de octubre de 2016, un rotundo: “NO” como voluntad de la mayoría de votantes.

[4] Washington (16 de abril de 2000 y 20 de enero de 2001), Millau (30 de junio de 2000), Melbourne (11 de septiembre de 2000), Praga(26 de septiembre de 2000); Seúl (10 de octubre de 2000) Niza (6 y 7 de diciembre de 2000), Québec (20 y 21 de abril de 2001), Gotemburgo 14-16 de junio de 2001).

[5] En otros países latinoamericanos podemos consultar las actividades de grupos de liberación como: Frente de Liberación Nacional y las Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka (FAL-ZW) en Bolivia, el Frente Sandinista para la Liberación Nacional en Nicaragua, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en el Salvador, las Brigadas Liberación Popular en Chile, el Frente Mozaranista para la Liberación de Honduras (FMLH), el Movimiento de Liberación Nacional 29 de Noviembre (MLN-29) de Panamá, las Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FPLN) y las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) en Venezuela, el Movimiento de liberación Nacional Los Tupamaros en Uruguay, el Frente Unido de liberación Nacional (FALN) de Paraguay y los Comuneros de Liberación Nacional (C-LN) en Ecuador.

[6] Otros filósofos que han hecho aportes importantes al desarrollo de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana son, Leopoldo Zea, Gunter Rodolfo Kush, Amelia Podetti, Oswaldo Ardiles Arturo Andrés Roig, José Severino Croatto, Manuel Ignacio Santos, Julio de San, Oswaldo Adelmo Ardiles y Carlos Cullen.

 

Ediciones KARPA Los Ángeles, CA.

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ISBN 978-1-7320472-1-1